Formación del pueblo
El origen de O´Higgins
Las tierras dónde hoy se encuentra ubicado el pueblo de O´Higgins pertenecían al señor Don Roque Vásquez Diez. Las tierras linderas eran propiedad de: Lucas Castro, Miguel Insiarte y Juan Crisol.
La fecha de fundación del pueblo es un tanto polémica, ya que no existen registros oficiales. Por un lado, el antecedente que se toma en cuenta comúnmente es la llegada del primer ferrocarril, el Buenos Aires al pacífico, el 15 de febrero de 1886. La estación se ubicó a 22km de Chacabuco y a 120km de la ciudad de Mercedes. Fue abierta al tráfico el 1° de enero de 1885.
Según, el profesor Ricardo Melli, “el origen de este pequeño aglomerado urbano, ubicado en el extremo occidental del partido, en el cuartel segundo y muy próximo al límite con Junín, lo ha determinado el trazado del ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, cuyos rieles se tendieron en la zona entre 1884 y 1885”.
Para otros, la fecha de fundación, corresponde al año 1907, dónde se realizó el primer loteo de las tierras.
“Es una fecha polémica. Algunos toman el día en que empezó a correr el tren y otros, la fecha del remate de los solares. Cuando se festejaron los 100 años del pueblo, para nosotros no coincidían las fechas. Recuerdo que mis padres escribieron algo acerca de esto. La fundación depende de la fecha tome cada uno”, explicó Marta Vásquez, vecina de la localidad y familiar directo del dueño de las tierras.
La estancia de Roque Vásquez
Todo el casco de la estancia del señor Don Roque Vásquez, se encontraba en lo que hoy es el Club O´Higgins. Su casa ocupaba toda la manzana, que habitaba junto a su familia. Es por eso, que la plaza está ubicada en ese lugar del pueblo. Justo en frente de su hogar.
La importancia del Ferrocarril
“El motivo de la existencia de un pueblo, generalmente se nos dio, acá en la Argentina, a raíz de la llegada del ferrocarril. Éste es una fuente de progreso y desarrollo, de una importancia mayúscula. Sobre todo en un territorio tan extenso como el de la Argentina”, explicó Antonio Veggi, vecino de la localidad.
Sin embargo, para esa época, ya había vida y movimiento por la zona. “Todo el terreno de lo que hoy es O´Higgins, era propiedad de la estancia del señor Vásquez. Este hombre, fue dando permiso a algunas personas, para que dentro de su campo pusieran algún negocio”, continuó.
En el año 1907, el señor Vásquez Diez decidió realizar un loteo para vender sus tierras y así comenzar a formar una especie de “aldea”. El 10 de marzo de dicho año, se realizó el remate de los lotes. Los martilleros que estuvieron a cargo del mismo fueron: Mateo Barón, de la ciudad de Chacabuco y Cirilo Sangiani, de Junín. Pero no hay documentos que avalen, qué cantidad de lotes fueron vendidos ese día. Sólo existe el plano del loteo, dónde se marcan las calles del pueblo.
Según una entrevista que la profesora María Luisa Jacobs le realizó a Clotilde Vásquez Ballesteros, una de las hijas del dueño de las tierras, “los lotes eran vendidos a $10.000 y se cobraba una cuota de $300 mensuales”. Además, su padre pidió que “no se construyeran ranchos”.
El sistema de ventas consistía en una libreta comercial. Ese era el boleto de compra-venta. Cada vez que se pagaba una cuota, el señor Vásquez les confeccionaba un recibo que se adosaba a la libreta. “En la zona, se acostumbraba que la gente de campo pague la cuenta, a lo mejor, una vez al año. Iban a los negocios, llevaban la libreta y anotaban. Luego, cuando cosechaban y hacían unos pesos, iban y pagaban con la libreta”, explicó Antonio Veggi.
“Este es el origen del pueblo. Y acá, digamos, hay una discusión. Algunos plantean que se fundó luego de este remate, porque antes eran sólo ferrocarriles. Y que a partir de esto, la gente tenía acceso a decir ´señor yo le compro este lote a usted´. El plano lo hicieron estimativamente y marcaron la plaza. Se dejó el espacio de una manzana disponible para eso”, aseguró.
Para esclarecer el origen del pueblo, Antonio Veggi citó el ejemplo de dos estaciones cercanas a O´Higgins que no llegaron a constituirse como pueblos. “La Oriental y Membrillar hace 40 años no eran pueblo en sí, pero La Oriental tenía dos almacenes, comisaría, escuela, carnicería. Era lo mismo que acá al principio. Eran las tierras del campo de Saavedra, quien les daba permiso a personas de su amistad o confianza para establecer comercios. Pero ¿qué hubiera pasado si en estos años se agrandaba y Saavedra decidía hacer un loteo?”.
El nombre de la estación
Según Antonio Veggi, “el ferrocarril iba negociando con los dueños de los campos dónde se iban a construir las estaciones. Necesitaban que los terratenientes cedieran las tierras. Como recompensa, se le ponía el nombre del donante. Tenemos el ejemplo de “La Oriental”, porque el dueño de las tierras era Saavedra y su estancia se llamaba “La Oriental”. O “Saforcada”, que es el apellido del dueño de las tierras. Pero aquí, Don Vásquez, no cedió las tierras”. La estación fue denominada “O´Higgins”, en homenaje al Héroe chilero Bernardo O´Higgins. De allí se toma el nombre del pueblo. Aunque tiempo antes, la zona era conocida como “Villa Roque Vásquez”.
“En las escrituras públicas, hasta hace poco tiempo, figuraba la localidad de Villa Roque Vásquez. Recién en 1964, se logró que el Estado unificara los nombres”, agregó Veggi.
El diario “Orientación”, de la ciudad de Junín, publicó en el año 1935: “O´Higgins, ¿es O´Higgins? Henos con un interrogante curioso y con una respuesta que sorprenderá a no pocos: O´Higgins, no es O´Higgins. En efecto, sólo la estación del ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, que sirve a esa población, tiene el nombre de O´Higgins, pues el pueblo se llama en realidad, Roque Vásquez. Es la Villa Roque Vásquez (…).
Nosotros hemos buscado el documento, como decimos, que ilustrara al lector, sobre puntos importantes del historial de esta localidad, pero no lo hemos conseguido. No lo tiene la Intendencia de Chacabuco, a cuya jurisdicción comunal corresponde Roque Vásquez, es decir, lo que todos conocen como O´Higgins.
¿Por qué la Municipalidad de Chacabuco no da una ordenanza que autorice la recopilación de antecedentes oficiales o particulares, fidedignos, que le permitan estructurar su historia? ¿Por qué deben perderse estas historias, pequeñas en el detalle, fuertes para el conjunto?”.
La estación de tren “O´Higgins”
“El ferrocarril es vida para todo. A dónde va, hay vida”, expresó Antonio Veggi.
El tren jugó un papel muy importante para el desarrollo comercial y social de la localidad. Fue el medio de transporte por excelencia para trasladar la mercadería que se producía en O´Higgins y para estar conectados con el resto del país. Además, la Estación era un lugar de encuentro para los vecinos y cada tren que pasaba, se vivía como un acontecimiento muy especial.
“Con Héctor vivíamos en el campo. En una casa que nos dieron los dueños para mantenerlo. Teníamos vacas para rebuscarnos la vida. Empezamos con cinco tarritos de leche, de 20 litros cada uno para mandar a Buenos Aires. Y lo hacíamos a la mañana en un tren que venía de Junín. Mi marido cargaba esos tarritos y eran oro para nosotros. Nos pagaban re bien. A los 15 días recibíamos un cheque atado en el tarro. Nada de papeles ni nada. Venía atado con un hilo en la manija del tarrito”, contó Susana Bértoli, vecina de la localidad.
Raúl Cicerchia, vecino de la localidad, estuvo a cargo de la estación ferroviaria desde el año 1985. “Tenía 19 años cuando comencé a trabajar en la estación. Pasé por todos los puestos. Desde guardabarreras, hasta Jefe de la estación. Durante mucho tiempo, anduve por los pueblos como Relevante en Jefe, hasta que en el año 1985 me establecí acá. Cuando el pueblo cumplió 100, hacía seis meses que estaba acá”, relató Raúl.
“Era importante el tren. Todas las tardecitas, cuando llegaba el tren de la noche, todo el pueblo iba. ´El tren de las nueve´ le decían. Daba mucho trabajo. Y era todo un acontecimiento. Se encontraban los novios. La gente se producía para ver si encontraba algo. En esos tiempos, había muchos trenes de pasajeros. Tres de ida y tres de vuelta. Existía uno más que lo llamaban ´el lechero´. Era más lento, pero también transportaba pasajeros. De carga, pasaban más de veinte trenes diarios. Y pasaban a horario. Era un buen trabajo. Todo el mundo quería entrar ahí. Habías muchos empleados”, agregó.